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Grafopatología
Gracias a la investigación profunda basada en conocimientos específicos, se puede detectar en la grafía indicadores de daños orgánicos y psicológicos.
Al igual que los neuropsicólogos, decimos que la que escribe no es la mano sino la cabeza.
Se demostró que tanto las manos como los pies y la boca, son solos instrumentos de la mente.
Así lo demuestra la escritura de los mutilados. Aquí se expone un ejemplo:
Los daños cerebrales suelen tener consecuencias trágicas para las personas. No solo sus relaciones familiares, sociales y laborales se ven afectadas en alguna manera, sino también sus habilidades cognitivas básicas, como son la percepción, atención, memoria, pensamiento y/o acciones. Cada vez que un grafólogo avezado detecta en la grafía anomalías en estas funciones, estudios de resonancia magnética y otros, lo corroboran.
Para comprender algo de la patología cerebral, diré que en la dinámica normal de las conexiones neuronales se distingue la siguiente secuencia: estimulación, proceso interno y reacción.
Para poner en funcionamiento un método se requiere un pensamiento y para producirlo, por más sencillo que sea, es necesario que se disparen al unísono varias neuronas.
Esto significa que la activación de una sola no genera prácticamente ningún resultando interesante.
Cada neurona excita a sus vecinas y éstas a las demás. De este modo se crea la cadena necesaria para producir una actividad suficientemente compleja, como la que caracteriza a los pensamientos, las sensaciones y percepciones que constituyen lo que se denomina “cánones de pensamiento”.
Esta secuencia es difícil de lograr en seres con daño cerebral.
Ejemplo de texto escrito por un alienado.
Alienación: perdida de la razón, del pensamiento, de los sentidos. Enajenación